sábado, 10 de noviembre de 2007

Testimonio de una madre soltera

Soy madre soltera y doctora en medicina. Doy testimonio de mi caso, pues nunca se me ocurrió destruir la vida que Dios puso dentro de mí. Sé que es un pecado grave tener relaciones sexuales fuera del matrimonio. Pero creo que peor hubiese sido abortar a mi hijo. El padre de la criatura, de igual profesión que la mía, sí me lo propuso. Pero yo pensé que si abortaba, moriría con mi hijito.

Luché por salvar a mi hijo, mi familia me ayudó y logré también perdonar a su papá. Él no quiere saber de su hijo; pero yo vivo orgullosa de mi decisión de no abortar.

Si los principios médicos son aliviar la enfermedad, colaborar con el nacimiento de una vida, etc., entonces no entiendo por qué se utiliza la medicina para matar. ¿Dónde se dice que debemos destruir, cuando la tecnología médica va en busca de la erradicación de las enfermedades?

Lo más hermoso que encontré en mi carrera fue recibir a un niño. Es algo que no puedo olvidar. Jamás colaboraré con un aborto.

Oro para que Dios se manifieste en el alma de cada hermano, para que este problema mundial termine.

Gracias por leer estas líneas escritas con humildad. Dios te bendiga, bendiga a las madres que valientemente han tenido a sus hijos, bendiga también a estos últimos y les enseñe Su amor de Padre Celestial.

Fuente: Carta de la autora enviada el 27 de septiembre de 1994 a la Sra. Magaly Llaguno, coordinadora para Latinoamérica de Vida Humana Internacional. Hemos ocultado la identidad por razones de privacidad.

www.vidahumana.org