jueves, 18 de octubre de 2007

LA FALTA DEL PADRE TIENE SOLUCIÓN

Las circunstancias que llevan a una mujer a enfrentar sola la crianza de sus hijos son muy variadas. Las madres que han enviudado apenas tienen tiempo para vivir el duelo cuando ya tienen enfrente la problemática de asumir, además de sus responsabilidades de madre, el papel del padre ausente.

Las mamás que se separan, también sienten la obligación de volver rápidamente a funcionar como familia, a pesar de la pérdida de la pareja y la ausencia del papá. En el caso de las madres solteras, el dolor de no poder compartir cotidianamente las penas y alegrías del ser padres, es igualmente intenso, pero luego se transforma en una doble carga con la que tienen que vivir.

Existe una tendencia muy acentuada -a excepción de las mujeres que han enviudado-, a que las madres traten de "borrar" al padre del contexto familiar. Muchas mujeres no logran separar sus conflictos, sus resentimientos y, habitualmente, transmiten a sus hijos, con frases como "¡eres igual que tu padre!, los sentimientos de frustración derivados de la relación de pareja, y así, es frecuente que los niños se transformen en confidentes de la mamá y sean lastimados por las críticas que ella hace del progenitor, que de cualquier forma es parte de su hijo.

Una consecuencia de esto es el que hay una gran cantidad de niños que no tienen padres funcionando no sólo por la irresponsabilidad del propio padre, sino por los efectos de la actitud de la madre.

Si el padre está ausente de la vida del niño, le beneficia el tener una imagen paterna, ya que coadyuva a un equilibrio emocional y la posibilidad concreta de poder, en un futuro, formar una familia. Las mamás deben tener claro que es muy importante la presencia del padre en la educación y formación de los niños, especialmente en los hijos varones. Un sustituto masculino significativo para el niño puede ser alguno de sus abuelos, un tío e incluso un buen padrastro o un profesor.

Las mamás solas y las solteras invariablemente enfrentan la pregunta: "¿y mi papá?", siempre deben darle al niño respuestas consistentes; cuando el menor es pequeño, no conviene entrar en detalles porque no está preparado para entenderlos. Lo único que quiere es tener un padre y tiene derecho a pensar que él, "bueno o malo", existe.

Si el padre conoce al niño y quiere participar de su educación, es casi siempre recomendable que la madre lo permita, pero que al mismo tiempo regule su presencia. Hay que proteger a los niños de relaciones inestables, por lo que no es conveniente que el padre aparezca cuando quiera, sino que, por el beneficio del niño, participe de manera constante. Por esto mismo, las madres deben tener especial cuidado al presentarles a sus hijos a su nueva pareja, porque de ser algo pasajero, los exponen a vivir una nueva pérdida.

Asimismo, es habitual que el padre no se haga presente y en situaciones como ésta es conveniente decirle al niño que su padre vive en otro lugar, porque con los años puede aparecer. De hecho, muchos padres aparecen o son buscados por sus hijos cuando los niños son preadolescentes o cuando ya están entrando a la adultez. Sin embargo, las madres deben tener especial cuidado en no sobre-estimular la figura del padre para no hacer crecer en el niño falsas expectativas respecto a él, simplemente hacerle saber que existe y que vive en otro lugar.

A medida que el niño crece y su pensamiento se vuelve más complejo, hay que darle más explicaciones; es recomendable, por ejemplo, que la madre le diga al niño: "tu papá y yo nos separamos".

Cuando los padres se separan y el que se va de la casa se desentiende de los hijos, los niños viven la situación con un dolor muy profundo, el que comparan incluso con la sensación de que su padre hubiera muerto y se sienten desconcertados frente a su repentina ausencia.

En el caso de una separación matrimonial, se recomienda que las madres se esfuercen al máximo para lograr que el padre siga presente en la vida de los hijos. Hay muchos casos en que los papás tratan de estar cerca de los hijos, pero se encuentran con el muro de la madre. Muchas veces los padres quieren participar, pero las madres no los dejan o supeditan la pensión alimenticia a las visitas. Pero, ¿si el padre en algún momento no puede pagar, la mamá va a exponer al niño a la ruptura con su papá? Las dos cosas no deberían estar relacionadas, porque se perjudica la estabilidad emocional del niño.

Cuando la causa de la ausencia del padre es la muerte, es importante que los niños tengan cerca una figura paterna que lo reemplace. De este modo sabe que además de llevar el recuerdo de su padre en su corazón, tiene a alguien cercano a quien recurrir cuando necesite hablar de hombre a hombre o jugar y aprender cosas que no podría hacer sólo con la ayuda de su madre.

En este sentido, es muy importante el papel que juegan los abuelos, ya que si el niño tiene la suerte de tener cerca a alguno de ellos, el dolor de no tener a su padre junto al abuelito va a ser mucho más tolerable.

Por Ramón Clériga

El autor es psiquiatra y psicoanalista.